Código Civil
¿Alguien mas habrá llorado leyendo el Código Civil?
Saqué matricula de honor en esa asignatura. Me gustaba, como todo el derecho civil; mas tarde, durante los pocos años que ejercí en un despacho no participé mas que en una o dos separaciones. Recuerdo que en una de ellas mi cliente -del turno de oficio- se oponía a la petición de separación de la esposa; era un h. de p. que aprovechaba que era trabajador autónomo (viajante) para escaquearle dinero a su mujer y a los hijos (porque estaban con ella, de su parte). Lamentable.
Desde entonces no había vuelto a abrir el Código Civil, ni a tener ninguna relación con el derecho matrimonial.
Leyendo ayer las metódicas disposiciones legales previstas para disolver un matrimonio, liquidar el patrimonio conyugal, revisando algunas sentencias sobre la guardia y custodia de los hijos, me abatió la congoja, y se desbordaron los límites que a duras penas intentaban contener el exceso de humedad de mis ojos.
Tengo que controlarlo; hoy me ha vuelto a pasar al hablar por telefono con un amigo, el abogado que me ofreció trabajar con él cuando salí de la Facultad. Al principio he tenido que sacar de la garganta las palabras para explicarle porqué le llamaba; luego he aguantado el tipo con alguna pregunta profesional sobre el tema, pero he tenido que cortar la conversación -se ha notado- dejando alguna cosa pendiente de preguntar y concretar (a ella le he tenido que dar una excusa sobre esos temas de los que tendría que haberme informado). Menos mal que tenía cerrada la puerta (estaba en el trabajo).
Tengo que controlarlo.
Saqué matricula de honor en esa asignatura. Me gustaba, como todo el derecho civil; mas tarde, durante los pocos años que ejercí en un despacho no participé mas que en una o dos separaciones. Recuerdo que en una de ellas mi cliente -del turno de oficio- se oponía a la petición de separación de la esposa; era un h. de p. que aprovechaba que era trabajador autónomo (viajante) para escaquearle dinero a su mujer y a los hijos (porque estaban con ella, de su parte). Lamentable.
Desde entonces no había vuelto a abrir el Código Civil, ni a tener ninguna relación con el derecho matrimonial.
Leyendo ayer las metódicas disposiciones legales previstas para disolver un matrimonio, liquidar el patrimonio conyugal, revisando algunas sentencias sobre la guardia y custodia de los hijos, me abatió la congoja, y se desbordaron los límites que a duras penas intentaban contener el exceso de humedad de mis ojos.
Tengo que controlarlo; hoy me ha vuelto a pasar al hablar por telefono con un amigo, el abogado que me ofreció trabajar con él cuando salí de la Facultad. Al principio he tenido que sacar de la garganta las palabras para explicarle porqué le llamaba; luego he aguantado el tipo con alguna pregunta profesional sobre el tema, pero he tenido que cortar la conversación -se ha notado- dejando alguna cosa pendiente de preguntar y concretar (a ella le he tenido que dar una excusa sobre esos temas de los que tendría que haberme informado). Menos mal que tenía cerrada la puerta (estaba en el trabajo).
Tengo que controlarlo.
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