lunes, septiembre 08, 2003

Emociones

Jornada intensiva. Regreso a casa en Metro. Poca gente en el vagón, los efectos del madrugue, la hora de la siesta (aunque no haya comido), trayecto largo... Entre estación y estación va decayendo mi atención sobre el hipócrita, orgulloso y débil Julián Sorel. Entre dos estaciones mas distantes que las del resto del recorrido el libro se apoya en las rodillas y duermo durante un instante: un instante como un rayo, pero de una profundidad e intensidad equiparable a la luz de ese mismo rayo.

El Metro entra en la estación y ella me despierta con un beso en la boca. Es un beso que no necesita de la lengua para que sea húmedo. Un beso que transmite el pulso de la vida: ese beso contiene el reflejo de la carne, también la pulsión que la Naturaleza utiliza para reproducirse. Pero también tiene la pasión sentimental, consciente, inteligente, propia de las mujeres adultas, serenas.

Fue un beso hermoso. Fue un instante, como un rayo.



VUELVE

Vuelve muchas veces y tómame,
sensación amada, vuelve y tómame -
cuando el recuerdo del cuerpo despierta
y un viejo deseo recorre la sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan
y sienten las manos como si de nuevo palparan.
Vuelve muchas veces y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan...

C.P.Cavafis
(1912)



Al volver a casa, Stendhal regresó a la librería, incompatible con el día.