martes, septiembre 30, 2003

Lloviéndome encima.

No estalla aun la tormenta. Está anunciada desde hace meses, pero sólo se puede predecir por los truenos que la anticipan. No, la verdadera tormenta aun no ha estallado. Leo a Mormuria y comprendo lo que ha de llegar.

No me molestan los días lluviosos, como el de hoy; tampoco los prefiero a otros. Pero hoy ha estado lloviéndome encima todo el día. Llovía angustia, premonición de un dolor. Leo a Mormuria y lo identifico.

Llego tade a casa. En Bus+Metro+Bus+caminata bajo la lluvia (Aun tengo sin solucionar el tema del coche). Esta noche, a diferencia de todas las demás (desde hace... muchos meses) ella había dejado el ordenador y preparado la cena. No hay plato para mi, no hay cena para mi. El resto de las noches la hago yo, y si no quiere bajar a cenar con nosotros se lo subo en una bandeja a la buhardilla para que pueda seguir chateando. Para mi no había plato, ni cena.

Truenos que anticipan la tormenta que estallará.