sábado, septiembre 27, 2003

Variación sin título

Los días tranquilos suceden a los angustiosos. Ninguno es tranquilo en realidad. La cabeza continúa rumiando los argumentos de este drama, casando piezas del puzle, buscando razones entre los recuerdos, rescatando olvidos.

Conviene hacerlo, además. No es bueno, creo yo, que en estas circunstancias nos intentemos evadir cómodamente de las razones. De las razones propias, que son las mas lacerantes.

No es justo escudarse en que el otro ha decidido romper y que de su lado quedan las razones. También ella sufre. Está rompiendo los mismos 20 años de su vida que a mi me duelen.

Lo que uno no hizo, la imprudencia de no darse cuenta de que hacía falta otro tipo de apoyo, la comodidad de esperar al otro en nuestra linde para que se produzca el encuentro (ella siempre venía, gustosa; yo a regañadientes hasta el suyo).

Prefiero no consolarme regodeándome en las otras, las que facilitarían adoptar el papel de perjudicado.